Los días se siguen pero ninguno es igual, y es cierto. Pese a la cada vez más invasora rutina diaria del trabajo, cuando menos te lo esperas aparece un momento diferente. Y ese momento puede ser una simple mirada, encontrarte con alguien conocido pero que no veías desde hace un tiempo, desde hace unos días quizás. Puede ser unas risas con los compañeros de trabajo, o unas carcajadas sin fin como las de esta misma tarde.
Ayer no sonreías, hoy sí. Un "me alegras el día" nos lo alegra a los dos. Son pequeños detalles que llenan un saco, y que hacen que cada día tenga su punto diferente, y que animan a vivir el próximo día esperando la sorpresa.
Y al vivir esos momentos te llenas. Porque no te lo esperabas en el día de hoy, porque deseabas tanto que ocurriera, y porque sientes que así deben de ser las cosas. Para levantar el vuelo del día a día, y ayudar a que los demás lo levanten también. Desconectas de la pesadez del momento en el que además, cientos de pensamientos negativos invaden tu mente, anulando casi la sonrisa en tu rostro, y sientas que la vida está alrededor, que nada puede más que el reírse y dar la vuelta a todo eso que te anula.
Las cosas más deseadas llegan, a paso lento o no, pero llegan. Un nuevo trabajo, un cambio de casa, una noche de fiesta como Dios manda, un nuevo sentido a tu vida, un nuevo amor, etc.... Todo llega. Sólo tienes que estar ahí, aguantando el tirón, no decayendo nunca y esperando esos momentos que aparecen de pronto, e iluminan de nuevo el camino a seguir. No tienes que rendirte nunca, pues existen mil caminos, y cada uno con mil buenos momentos distintos. Levanta el ánimo y escoge tu camino, que el mío ya me lleva a ti.
Ayer no sonreías, hoy sí. Un "me alegras el día" nos lo alegra a los dos. Son pequeños detalles que llenan un saco, y que hacen que cada día tenga su punto diferente, y que animan a vivir el próximo día esperando la sorpresa.
Y al vivir esos momentos te llenas. Porque no te lo esperabas en el día de hoy, porque deseabas tanto que ocurriera, y porque sientes que así deben de ser las cosas. Para levantar el vuelo del día a día, y ayudar a que los demás lo levanten también. Desconectas de la pesadez del momento en el que además, cientos de pensamientos negativos invaden tu mente, anulando casi la sonrisa en tu rostro, y sientas que la vida está alrededor, que nada puede más que el reírse y dar la vuelta a todo eso que te anula.
Las cosas más deseadas llegan, a paso lento o no, pero llegan. Un nuevo trabajo, un cambio de casa, una noche de fiesta como Dios manda, un nuevo sentido a tu vida, un nuevo amor, etc.... Todo llega. Sólo tienes que estar ahí, aguantando el tirón, no decayendo nunca y esperando esos momentos que aparecen de pronto, e iluminan de nuevo el camino a seguir. No tienes que rendirte nunca, pues existen mil caminos, y cada uno con mil buenos momentos distintos. Levanta el ánimo y escoge tu camino, que el mío ya me lleva a ti.
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