domingo, 13 de septiembre de 2009

El tiempo que pasa no vuelve

Cada minuto cuenta, ya lo dijo algún relojero. Y cada segundo que pasa sabiendo que estás bien, más aún. Que sonrías, que tu sonrisa mueve el mundo, mueve mi mundo. Y aprovechar esos instantes, dar todo para que no pasen los momentos por nada, para nada. Que el tiempo a veces pasa sin frenos y en cuesta abajo, y arrolla nuestros instantes, pero se detiene al estar tú cerca. Una simple mirada, dos palabras, una sonrisa y el mundo se pinta de otro color, la vida toma un nuevo sentido.
Hay cosas que es mejor dejarlas en el tiempo, la mayoría de ellas, y otras quedarán irremediablemente atrás también, pero con dura resignación. Tus palabras, tu mirada... Tu sonrisa... Cada detalle me estremece y me transporta a otro pequeño mundo dónde habla mi corazón, dónde manda el tuyo. Y el tiempo se para.
Y todo eso se graba en mí, a fuego, y queda para los restos. Quedas, después de todo, lo bueno, lo malo, lo regular, pero queda lo bueno. Como decía Mecano, lo demás está de más. ¿De qué me sirve envenenarme con los malos ratos?¿ Y envenenarte a ti? ¿Y a los demás que vienen después?
Ningún tiempo pasado será nunca mejor, ninguno más que el que viva hoy contigo cerca de mí.

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