Que duro se hace el momento en el que alguien sale de tu vida. Sea por el motivo que sea, a veces porqué termina un compañero en el trabajo, a veces porqué un amigo se muda de ciudad que no queda nada cerca, y a veces porqué se pierde el cariñoso contacto que existía entre nuestros dos corazones, ese brote de sincera ternura el uno hacia el otro. El querer.
La vida sigue, claro que sí, pero cada trocito de corazón que se pierde en el camino es un trocito menos. Resignarse es lo único que queda, pero nadie en este mundo sustituirá a ningún otro u otra. Es lo que tienen las personas, que son únicas. Aparecen nuevas, con otros puntos de vista, otra forma de ver la vida, que aportan y que merecen ser tenidas en cuenta tanto como aquellas que han ido perdiéndose por el camino.
A veces somos nosotros mismos los que nos hemos perdido. Y hemos salido de las vidas de aquellos que hoy nos recuerdan con cariño o no, pero que en algún momento nos recuerdan como nosotros a ellos ahora.
Hoy has sido tú la que ha querido salir, y muy a mi pesar. Pero es cierto que la vida sigue. Cerca el uno del otro quizás hubiera sido mejor, quizás no. Con nuestros corazones tan cerca que casi batían al unísono, y cada instante se hacía más soportable sintiéndote así como nos sentíamos.
Ese trocito de mi corazón que hoy se queda atrás, se queda contigo, allá dónde estés, y como tantos otros trocitos que he perdido por esta andadura de vida, se apaga en silencio, aunque siempre con el fuego de la esperanza en el interior, pues la vida da muchas vueltas y el mundo es un pañuelo.
Sólo deseo, aún en la tristeza de que salgas de mi vida, que si me recuerdas alguna vez sea para esbozar una sonrisa en tus labios. Vive, que la vida sigue, aún con un trocito menos en el corazón. Te echaré de menos amiga, creeme, pues el sentimiento ha sido intenso, y los días más aún. Todos y cada uno de ellos, con tu compañía, y el corazón repleto de ti.
Cuidate. Va por ti este trocito de mi corazón para el recuerdo.
La vida sigue, claro que sí, pero cada trocito de corazón que se pierde en el camino es un trocito menos. Resignarse es lo único que queda, pero nadie en este mundo sustituirá a ningún otro u otra. Es lo que tienen las personas, que son únicas. Aparecen nuevas, con otros puntos de vista, otra forma de ver la vida, que aportan y que merecen ser tenidas en cuenta tanto como aquellas que han ido perdiéndose por el camino.
A veces somos nosotros mismos los que nos hemos perdido. Y hemos salido de las vidas de aquellos que hoy nos recuerdan con cariño o no, pero que en algún momento nos recuerdan como nosotros a ellos ahora.
Hoy has sido tú la que ha querido salir, y muy a mi pesar. Pero es cierto que la vida sigue. Cerca el uno del otro quizás hubiera sido mejor, quizás no. Con nuestros corazones tan cerca que casi batían al unísono, y cada instante se hacía más soportable sintiéndote así como nos sentíamos.
Ese trocito de mi corazón que hoy se queda atrás, se queda contigo, allá dónde estés, y como tantos otros trocitos que he perdido por esta andadura de vida, se apaga en silencio, aunque siempre con el fuego de la esperanza en el interior, pues la vida da muchas vueltas y el mundo es un pañuelo.
Sólo deseo, aún en la tristeza de que salgas de mi vida, que si me recuerdas alguna vez sea para esbozar una sonrisa en tus labios. Vive, que la vida sigue, aún con un trocito menos en el corazón. Te echaré de menos amiga, creeme, pues el sentimiento ha sido intenso, y los días más aún. Todos y cada uno de ellos, con tu compañía, y el corazón repleto de ti.
Cuidate. Va por ti este trocito de mi corazón para el recuerdo.
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